Las creencias son los principios rectores, mapas internos que utilizamos para dar sentido al mundo; ellas dan estabilidad y continuidad. Las creencias ejercen gran influencia en nuestra conducta, motivando y dando forma a lo que hacemos.
El compartir creencias nos da una sensación de intimidad y cercanía, con aquellos con quien las compartimos. Tenemos creencias sobre nosotros mismos y la clase de mundo en la que vivimos.
Las creencias provienen de muchas fuentes: la educación, creación de modelos a partir de otros significantes, traumas del pasado, experiencias repetitivas, entre otras. Construimos creencias generalizando a partir de nuestras experiencias en el mundo y con los demás.
Algunas creencias provienen de la cultura y del medio en el cual nacemos. Las expectativas de las personas que nos rodean durante la infancia nos infunden su creencia gota a gota. Grandes expectativas producen competencia, aptitud y bajas expectativas incompetencia e ineptitud.
Cuando creemos algo, actuamos como si fuera verdad; lo cual es difícil de reprobar porque las creencias actúan como filtros perceptivos singularmente potentes. Los hechos se interpretan en forma de creencias y las excepciones confirman la regla. Lo que hacemos mantiene y refuerza las creencias, ya que estas no son simplemente mapas de lo que pasó, también son planes o estrategias para acciones futuras.
Las creencias positivas son permisos que estimulan nuestras capacidades y crean resultados, por el contrario las creencias limitativas programan el cerebro hacia el fracaso e impiden encontrar las verdaderas capacidades. Las creencias negativas no tienen base experimental. La mejor manera de conocer las capacidades es pretendiendo hacer, actuando como si se pudiera lograr.
Las creencias cambian y se desarrollan, ya que no se nace con ellas y pueden ser una cuestión de elección. Por lo tanto, la buena noticia es que las creencias limitantes pueden deshacerse y construir otras que hagan la vida más divertida y afortunada. Las creencias positivas permiten descubrir lo que puede ser verdad y que afloren capacidades. Este tipo de creencia es un salvoconducto para explorar y jugar en el mundo de las posibilidades.
Una parte esencial para tener éxito es tener creencias que permitan alcanzarlo. Creencias poderosas no son garantía de éxito, pero nos mantendrán llenos de recursos y nos harán capaces de obtener el éxito al final.
Cambiar creencias permite variar la conducta. Las creencias son parte importante de nuestra personalidad, aunque están expresadas en términos extremadamente simples. Las palabras se convierten en algo que obliga, el lenguaje es una parte esencial en el proceso que empleamos para entender el mundo y expresar nuestras creencias.
Para poder cambiar esas creencias que no nos apoyan para alcanzar la vida que deseamos, lo primero que hay que hacer es identificarlas, saber que se tienen, para entonces proceder a trabajar sobre ellas y cambiarlas por creencias positivas, mientras no afloren a nuestro nivel conciente seguirán limitando e incapacitando el logro de las metas y los objetivos de vida.
Ensayo sobre las creencias elaborado por Griselda González basado en lo expuesto en : Introducción a la PNL de O’Connor y Seymour
El compartir creencias nos da una sensación de intimidad y cercanía, con aquellos con quien las compartimos. Tenemos creencias sobre nosotros mismos y la clase de mundo en la que vivimos.
Las creencias provienen de muchas fuentes: la educación, creación de modelos a partir de otros significantes, traumas del pasado, experiencias repetitivas, entre otras. Construimos creencias generalizando a partir de nuestras experiencias en el mundo y con los demás.
Algunas creencias provienen de la cultura y del medio en el cual nacemos. Las expectativas de las personas que nos rodean durante la infancia nos infunden su creencia gota a gota. Grandes expectativas producen competencia, aptitud y bajas expectativas incompetencia e ineptitud.
Cuando creemos algo, actuamos como si fuera verdad; lo cual es difícil de reprobar porque las creencias actúan como filtros perceptivos singularmente potentes. Los hechos se interpretan en forma de creencias y las excepciones confirman la regla. Lo que hacemos mantiene y refuerza las creencias, ya que estas no son simplemente mapas de lo que pasó, también son planes o estrategias para acciones futuras.
Las creencias positivas son permisos que estimulan nuestras capacidades y crean resultados, por el contrario las creencias limitativas programan el cerebro hacia el fracaso e impiden encontrar las verdaderas capacidades. Las creencias negativas no tienen base experimental. La mejor manera de conocer las capacidades es pretendiendo hacer, actuando como si se pudiera lograr.
Las creencias cambian y se desarrollan, ya que no se nace con ellas y pueden ser una cuestión de elección. Por lo tanto, la buena noticia es que las creencias limitantes pueden deshacerse y construir otras que hagan la vida más divertida y afortunada. Las creencias positivas permiten descubrir lo que puede ser verdad y que afloren capacidades. Este tipo de creencia es un salvoconducto para explorar y jugar en el mundo de las posibilidades.
Una parte esencial para tener éxito es tener creencias que permitan alcanzarlo. Creencias poderosas no son garantía de éxito, pero nos mantendrán llenos de recursos y nos harán capaces de obtener el éxito al final.
Cambiar creencias permite variar la conducta. Las creencias son parte importante de nuestra personalidad, aunque están expresadas en términos extremadamente simples. Las palabras se convierten en algo que obliga, el lenguaje es una parte esencial en el proceso que empleamos para entender el mundo y expresar nuestras creencias.
Para poder cambiar esas creencias que no nos apoyan para alcanzar la vida que deseamos, lo primero que hay que hacer es identificarlas, saber que se tienen, para entonces proceder a trabajar sobre ellas y cambiarlas por creencias positivas, mientras no afloren a nuestro nivel conciente seguirán limitando e incapacitando el logro de las metas y los objetivos de vida.
Ensayo sobre las creencias elaborado por Griselda González basado en lo expuesto en : Introducción a la PNL de O’Connor y Seymour